Historia

Un pueblo con historia

Historia de Totanés

La pequeña-gran historia de Totanés hunde sus raíces más profundas en el Paleozoico, como pone de manifiesto el yacimiento de trilobites descubierto en los parajes de este pequeño pueblo toledano.

Antes de la llegada de Roma, la Península Ibérica estaba ocupada por distintos pueblos agrupados bajo distintas denominaciones. Un mosaico cultural donde son cuantiosos los problemas de identificación de cada uno de estos grupos y de los espacios geográficos que conformaban su hábitat.

Las tierras del centro peninsular fueron espacio de confluencia de varios de estos grupos: carpetanos y vettones.

Tradicionalmente se ha considerado que el occidente de la provincia de Toledo formó parte del territorio cultural de los vettones, si bien el hallazgo de verracos o toros en nuestra localidad junto con Argés y Gálvez, ha motivado interpretaciones que oscilan entre quienes piensan que estas esculturas marcarían el límite de los vettones o quienes las sitúan en territorio carpetano como muestra de la influencia del territorio vettón.

Con la llegada del Imperio romano entramos en un periodo verdaderamente histórico para nuestra comarca y en consecuencia para nuestro pueblo.

Se tiene constancia de que los romanos tuvieron presencia en las inmediaciones de Totanés tal y como evidencian la existencia de restos arquitectónicos de bastante identidad. Nos referimos a restos de una presa sobre el arroyo de Alpuébrega, así como los restos de una construcción abovedada de opus caementicuim.

La presencia de restos de cerámica romana denominada “terra sigillata”, confirman la autenticidad de esta construcción. Por otro lado cerca de esta edificación encontramos unos enterramientos en cista, construidos con piedras, destacando especialmente un sarcófago rectangular, tallado en un único bloque de granito y con cubierta del mismo material.

Del mismo modo tenemos conocimiento de otros hallazgos de indumentaria romana tales como una hebilla o broche y un aplique de cinturón.

Ejemplos de ello son un muro romano y unas tumbas de la misma época a escasa distancia de la localidad. No es raro encontrar estos restos, ya que Totanés fue lugar de paso de vías romanas. Existía una vía en concreto que llegaba desde Toledo a Mérida, pasando por algunos municipios de los Montes de Toledo como Guadamur, Polán, Noez, Totanés y Menasalbas.

Aprovechando la pasividad del Imperio romano y tras diversas invasiones, los visigodos conquistaron la Península Ibérica, sobre el año 415 d.C. Toledo entra a formar parte de los dominios de los nuevos conquistadores, pasando a ser, además, la capital del Reino Visigodo. Es innegable que, en toda esta comarca, el pueblo visigodo dejo su huella, aunque ahora, después de tantos siglos, prácticamente todo haya desaparecido.

De todos es sabido que no muy lejos de Totanés, en la cercana localidad de Guadamur, en el año 1858 fue encontrado un tesoro compuesto por cruces votivas y coronas pertenecientes a distintos reyes visigodos.

Concretamente en Totanés, que en época visigoda fue conocido como Tutanesio, un matrimonio mixto (él, romano de nombre Ethereus, y ella visigoda, de nombre Teudesvintha) construyó un monasterio. La información sobre este monasterio de Totanés, y que data posiblemente de finales del siglo VI o comienzos del VII, nos viene dada a través de un poema de San Eugenio de Toledo, nombrado por el rey Chindasvinto, arzobispo de Toledo.

Los visigodos se asentaron en el municipio y construyeron una Iglesia dedicada a San Félix de la que hoy en día no quedan vestigios. Sobre este antiguo templo se erigió en el siglo XV la actual Parroquia. Varios documentos certifican la presencia de una basílica bajo la advocación de varios santos, entre ellos San Félix.

El camino que unía Toledo, la capital del reino, y la Lusitania hacía de Totanés un lugar de paso y, también, de parada y fonda.

Entre el 19 y el 26 de julio del año 711 , se enfrentaron en el rio Guadalete los ejércitos del reino Visigodo de Hispania, capitaneados por su rey don Rodrigo y un ejército de árabes y bereberes al mando de Táriq Ibn Ziyad. La batalla terminó con la victoria musulmana. Toledo, capital del reino visigodo pasó a llamarse Tolaitula. Una buena parte de los habitantes de este territorio aceptó a los invasores a cambio de mantener sus propiedades o su religión y otros huyeron buscando su salvación en el norte de la Península.

Los antiguos cristianos de Tutanesio mantuvieron su religión católica mediante el rito mozárabe durante todo el periodo de la dominación musulmana.

Esta tradición mozárabe se mantuvo a lo largo de los siglos, como veremos en el año 1285 un matrimonio mozárabe llevo en dote “la alquería de Totanés”. No obstante los árabes nos dejaron bastantes topónimos que todavía hoy seguimos utilizando, como por ejemplo, el del arroyo del Alcabozo.

Después de la conquista de Toledo por Alfonso VI (1085), comienza la repoblación de Totanés a manos de los mozárabes. Totanés quedaría en lo que se dio en llamar “tierra de nadie”, convertida numerosas veces en escenario sangriento de campaña ante los reiterados intentos de los musulmanes de recuperar Tolaitula, periodo de inquietud e incertidumbre que permaneció hasta la victoria de Las Navas de Tolosa (1212)

No obstante, fue en los primeros años del reinado de Alfonso X el Sabio cuando los musulmanes son expulsados de manera definitiva de este pueblo, cuando este rey cede la población al arzobispo don Gonzalo Pétrez Gudiel. Y a partir de este hecho, inicia Totanés un periodo histórico señorial que se inicia con Esteban Illán (alguacil y alcalde de Toledo) y llega a “los Carrillo”, el señorío de Totanés, con el que se culmina la Baja Edad Media.

Con el linaje de “los Dávalos”, entra Totanés en la Edad Moderna y en un periodo histórico toledano de resonante renombre: el de las Comunidades de Castilla. D. Hernando de Dávalos, señor de Totanés, fue uno de los comuneros toledanos que más complicaciones causaron al emperador Carlos V. Tras la rebelión de las comunidades, el 1 de noviembre de 1522, es condenado a muerte, si bien no llegó a cumplir condena puesto que huyo del país.

No podemos dejar de nombrar el Mayorazgo y Señorío de Totanés, fundado en 1525. Fue una de las familias ilustres de la nobleza de Toledo junto con los señoríos de Noez, Layos, Gálvez, Cuerva.... De esta parte de la historia habla extensamente Mª Jesús Medina en un libro dedicado al pueblo “Totanés, 400 años de una familia, 1.590-2007.

Tras la apropiación de la corona de las propiedades que eran de Doña María Carrillo y que habían ido pasando de generación en generación hasta llegar al comunero dejaron de pertenecer al patrimonio de los Dávalos. Será D. Hernán Carrillo de Guzmán quien compre estas tierras confiscadas, y quien hace que la estirpe de los Carrillo vuelva a sonar otra vez en Totanés como los señores feudales de la localidad.

La “última señora de Totanés”, fue doña Manuela Joaquina Fernández de Santillán y Valdivia Corral Fernández de Córdova, condesa de Torralba, señora de las villas de Torrequebradilla, Totanés, Finés y Somontín, de las Reinas y Almodóvar del Río.

Con fecha 6 de Agosto de 1811, momento en que quedan abolidos los señoríos, Totanés entra en la Época Contemporánea.

Durante este periodo, también Totanés sufrió las consecuencias de la Guerra de la Independencia. En la mañana del 12 de agosto de 1808, se inició el alistamiento voluntario de sus hombres para luchar contra el invasor francés. Solteros, casados sin hijos, casados con hijos y aldeanos engrosaron la lista hasta alcanzar el número cuarenta y ocho de arrojados totanesos.

La derrota del ejército francés y la Constitución de Cádiz, forzaron al rey José I Bonaparte a exiliarse de España y permitieron el regreso de Fernando VII. Su reinado se caracterizó por una vuelta al absolutismo. La anulación de la Ley Sálica en 1830 permitió la llegada al poder de su hija Isabel, con el nombre de Isabel II.

Durante el prolongado reinado de Isabel II, tuvieron lugar toda una serie de acontecimientos históricos, que también tuvieron su reflejo en Totanés, como la desamortización de Mendizábal que diezmó el patrimonio de la iglesia parroquial y la confiscación de los bienes señoriales. También conoció la población de Totanés episodios nada gratos durante las guerras carlistas.

Un periodo verdaderamente histórico

Con la llegada del Imperio romano entramos en una fase muy importante para nuestra comarca y en consecuencia para nuestro pueblo.